2005/09/02

polígrafo


Escribir, poder y libertad.

Luis Gerardo Martínez García
ciudadmexico@hotmail.com

Escribir es poder; pero el poder va acompañado de libertad. Si se tiene libertad se puede ejercer ese poder a través de escribir sin censura. Porque ser hombre libre es pensar y escribir en libertad. Aquel hombre que escribe en libertad ejerce el poder para pensar en libertad; para crear espíritus libres.

El peor error de aquellos que venden sus plumas al mejor postor es que jamás tendrán poder (éste será de sus superiores); jamás podrán formar opinión; jamás tendrán el valor de llamar las cosas por su nombre; jamás serán libre. Vender la pluma es vender la libertad y empeñar el pensamiento; es vivir en el oasis del poder; es siempre ser súbdito del poder. Vender la pluma es meter en alcabala las ideas; es someter el espíritu contra su propia naturaleza.

Escribir conlleva lectura; significa valor y filosofía de vida. Escribir en una hoja de papel en blanco es el reto más grande de la razón. Escribir y leer son el binomio del poder. Escribir y leer son verbos y sustantivos a la vez, son arte y ciencia, son vida y muerte; ambos son las representaciones del trabajo intelectual. Escribir es reescribir y leer es revivir. Escribir y leer son la fórmula para poder pensar libremente.

Quien escribe protagoniza una de las realidades más indescriptibles en su encuentro virtual con el lector. ¿El escritor piensa en el lector?, ¿el escritor escribe para sí o para alguien?, ¿quién busca a quien?, ¿hay escritores sin lectores o lectores sin escritores?, ¿el escritor existe en tanto el lector? El encuentro se dá y ya. El escritor posiblemente imagine al lector, pero lo lea aquel en quien nunca pensó. El lector posiblemente encuentre al escritor que jamás buscó. Ambos están ahí, en algún lugar, sin rostro, sin lugar fijo; pero existen, así como la libertad, como el poder, como el pensamiento. Sólo hay que valorarlos y hacerlos propios. Escribir, por algo rima con vivir, discernir, reescribir… sobrevivir.