Diez consejos de
Antonio Pino para desarrollar la competencia escrita
Por Luis Gerardo Martínez García
Antonio Pino Méndez (1953) nació
en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Egresado de la Licenciatura en Letras
Españolas de la Universidad Veracruzana, se viene desempeñando desde 1979 como
docente en la Facultad de Pedagogía de la propia UV. Además de estudiar la
Maestría en Letras Hispanoamericanas, cuenta con la Maestría en Educación y el
Doctorado en Ciencias de la Educación. Veinte años trabajó como docente en el
Colegio Preparatorio de Xalapa y otros tantos en la Escuela Normal Superior “Dr.
Manuel Suárez Trujillo” y en la Universidad Pedagógica Veracruzana. A la fecha
lleva más de 22 años como docente de posgrado en diversas Universidades públicas
y privadas.
Por muchos años, compartiendo
libros, revistas, apuntes y charlas ha involucrado a los jóvenes universitarios
en el desafiante oficio de escribir. De ahí que muchos hayan incursionado en
revistas y periódicos de reconocida trayectoria; otros, publicando en revistas
científicas reportes de investigación con especial estilo de escribir. Con ese
afán que le ha caracterizado a Antonio Pino, me di a la tarea de solicitarle
diez consejos para desarrollar la competencia escrita, no sin antes hacernos la
siguiente acotación: “Las siguientes reflexiones sedimentan distintos
componentes de experiencias de trabajo en el contexto de la educación superior
pública y privada. No constituyen una
receta, ni mucho menos. Se trata, más
bien, de sugerencias para expresarse por escrito en el ámbito académico, pues
bien es sabido que la escritura académica tiene sus propia reglas y efectúa
diversas traducciones de la experiencia articulada a la generación,
distribución y aplicación del conocimiento científico”.
Por su perfil universitario Pino
Méndez prefiere hacer referencia a la escritura académica, señalando “…está sustentada,
por lo general, en actividades relacionadas con la investigación, distribución y apropiación, por otro u otros,
de los contenidos que aquella vehiculiza. Una de las reglas del conocimiento
académico es la rigurosidad a la hora de su formulación (al mismo tiempo que es
una característica); ella nos conduce a otra disposición normativa referida a
su lógica de exposición, que exige la
vigencia de las disposiciones gramaticales y discursivas propias de la lengua
escrita y que no es frecuente encontrarlas en quienes escriben. La otra regla
tiene que ver con la verosimilitud de lo que se comunica; ella descansa en la
fuerza de los argumentos que se emplean en la escritura al sustentar un
conjunto de afirmaciones en torno a determinado tema. Los argumentos tienen que
estar ligados entre sí y formar un entramado que los haga difíciles de “derribar”.
Como sucedáneo de la verosimilitud está el criterio de verdad, materializado en
la necesaria congruencia entre lo que se predica de algo y el referente mismo a
ese algo. De aquí deriva la objetividad, que no necesariamente significa
neutralidad frente a lo que se piensa, como tampoco el deslindarse de lo
dicho-escrito una vez que éste ha sido impregnado en soporte de papel y/o
electrónico. En otras palabras, esto significa que el compromiso intelectual se
proyecta a cabalidad en lo dicho-escrito.”
Hechas ambas acotaciones que
contextualizan el motivo de la charla, pasamos ahora a los siguientes consejos de
Antonio Pino para generar procesos de escritura en el nivel superior: 1) tener
interés por unos temas específicos, lo cual supone la posesión de determinados
saberes e intereses en torno a ciertos temas dentro del ámbito de quien
escribe; 2) disponer de un asesoramiento tendiente a generar el proceso de
escritura, pues esto se traduce en un factor motivacional, aparte de que se
aprovecha la experiencia de quien asesora; 3) antes de escribir, hay que leer, toda
vez que la lectura tiene un carácter constructivo, fundacional; 4) diseñar
esquemas previos al despliegue de la
escritura, ya que se requiere establecer un principio de orden de producción
del discurso, vale decir, contar con un plan de escritura; 5) someter a
revisión y corrección el producto escrito, condición necesaria para comprender
que la escritura es un proceso sinuoso, imposible de “estar a la primera”; 6)
establecer diversas combinaciones entre las lecturas realizadas sobre un tema (respetando
los derechos de autor) y las ideas propias suscitadas a partir de dichas
lecturas, en la inteligencia de que es necesario pagar tributo intelectual, ya
que el conocimiento es, al propio tiempo, propiedad privada y propiedad
colectiva; 7) revisar los argumentos expuestos en dichas lecturas para generar
nuevos argumentos propios, pues está claro que nadie escribe de la nada, toda
vez que por lo general se escribe con referencia a algo y en contra o a favor de
ese algo; 8) tener apertura en la recepción de las correcciones, pues aquí el
dogmatismo no es el mejor acompañante y se está en un proceso de aprendizaje
del oficio de escribir;9) revisar- corregir- volver a revisar- “puesta en
limpio del texto”, en el sentido de ir preparando el asalto final de la
escritura,y,10) impresión- publicación del escrito para someterlo al juicio del
lector. Y de allí, si resistimos los embates de nuestros miedos y los efectos
de la crítica, entonces intentaremos volver a experimentar la experiencia de la
escritura.
Pino Méndez, identificado como
universitario de letras involucrado en la Pedagogía, también es Miembro de
Número de la Academia Mexicana de la Educación y coautor de libros de texto de
Bachillerato. Reconocido por formar generaciones de educadores, hoy también es
reconocido por sus textos sobre géneros literarios, como recursos didácticos en
la elaboración de trabajos académicos. Terminamos nuestra charla para futuras
ocasiones con Antonio Pino Méndez.
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