2012/09/10



Raúl Arias L. y el valor de la Universidad
Por Luis Gerardo Martínez García


Mi pretensión es rescatar del informe del rector de la Universidad Veracruzana, lo que a mi parecer es lo más importante. A sabiendas de que un informe comúnmente se piensa en dos vertientes, el auto halago y la reflexión [entre otros tantos componentes técnicos]. De lo presentado por Raúl Arias Lovillo el 4 de septiembre, retomo la reflexión de su discurso leído ante el Consejo Universitario General.

El discurso, con una fuerte carga política, hace referencia a algo esencial: el valor de la universidad como esa entidad comprometida con la sociedad: “Somos diversidad y multiculturalismo, que reclama para su preservación y engrandecimiento, unidad, diálogo y respeto con lealtad a nuestras tradiciones; trabajo académico con sentido crítico para propiciar el ensanchamiento de la libertad y el progreso de nuestra sociedad.” Un discurso sustancial que engloba a los actores de la universidad: estudiantes, docentes, investigadores, escritores, funcionarios, autoridades, administrativos y dirigentes sindicales; que reivindica el sentido de una identidad común con todos los universitarios,  “Somos expresión de luchas comunes y aliados por las mejores causas de México […] A los universitarios nos unen los ideales de libertad, justicia y autonomía universitaria. Nos anima el objetivo de engrandecer a nuestras instituciones para cumplir el papel educativo y social que nos corresponde”; incluyente en esencia, el discurso de Arias Lovillo dibuja el alcance de una universidad viva, legítima, fortalecida con grandes retos por enfrentar ante la persistencia de graves problemas en la educación superior.

Raúl Arias fortaleció su discurso político ante los universitarios y la sociedad, haciendo alusión a los exrectores de la UV, a los rectores de otras universidades, a los intelectuales vinculados a esta Institución, y citó [única referencia directa] al escritor Carlos Fuentes: “No nos atenemos nunca a un dogma, a una esencia, a una meta excluyente, decía nuestro inolvidable Carlos Fuentes. La Universidad está –como él pensó que debemos ser cada uno de nosotros- para ayudar al mundo a recrear una modernidad incluyente, capaz de abrazar razas, culturas, aspiraciones diversas.” En ese sentido también hizo referencia a las donaciones que reafirman el vínculo de la Universidad con la inteligencia mexicana, siendo depositaria de las bibliotecas de Germán Dehesa, Rodolfo Usigli, CONABIO, Francisco Morosini, Sergio Galindo y de Carlos Fuentes y Silvia Lemus.

Para hablar de la Universidad Veracruzana, Arias Lovillo decide dividir la temporalidad institucional en tres grandes momentos. Primero habla de los inicios de los ochenta en que la UV ya contaba con más de 50 mil estudiantes (aunque, aclara, que tras la grave crisis financiera nacional, hubo un decremento en la matrícula a 47 mil estudiantes); como un segundo momento, habla de la década de los noventa en que la UV recibe la autonomía (1996), lo que le permite iniciar procesos de profundas transformaciones académicas (alude al controversial Modelo Educativo Integral y Flexible [modelo que podrán evaluar, criticar, comentar y analizar quienes tengan más elementos teórico-vivenciales]); finalmente la tercera etapa la marca el rector de la UV a partir de 2005: “De 2005 a 2011 crecimos en un 33 por ciento. Pasamos de 41 mil a 55 mil estudiantes [dato que ya no me quedó muy claro]. Aumentamos la inscripción de los alumnos de primer ingreso de 10,625 a 13,525, es decir, un 26 por ciento […] Diversificamos y regionalizamos nuestra oferta educativa, de 140 a 180 programas educativos.”

De igual manera, de ese mismo periodo habla de los reconocimientos recibidos por el compromiso social de la Universidad; del trabajo de vinculación con el sector productivo [la UV es líder en el fortalecimiento de la red nacional de centros para el desarrollo de las pymes]; de la relación con el sector gubernamental (con el establecimiento de observatorios urbanos onu-habitat, asesoría técnica para la gestión municipal y atención a municipios con altos niveles de marginación social de Veracruz). Alude Raúl Arias también a la formación, creación y difusión de las artes como una de las fortalezas históricas de la UV.   

Es verdad. Raúl Arias defiende lo que a su parecer es lo más trascendente; hace hincapié en los logros de su administración como rector y que sirve como una acción para la transparencia y rendición de cuentas. (También sirve para mantener informada a la sociedad, como universidad pública que es). Pero valora el trabajo colectivo de los universitarios de cara a una sociedad compleja y un Estado en crisis. La UV seguirá siendo la institución de educación superior con mayor presencia en Veracruz, con su compromiso y responsabilidad fincadas por años. Vale reconocer en el discurso de Arias Lovillo el valor que le da a la Universidad “La universidad es por definición inconforme y parte de su esencia se nutre de la búsqueda incansable de la verdad, de la búsqueda de nuevos caminos para contribuir al abatimiento de la pobreza y a la realización de la justicia social.” A Raúl le queda un año de trabajo como rector en el que sabrá encauzar las principales fuerzas políticas y programas académicos de la Universidad.


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