2012/09/07


El acto de escribir 
según René Sánchez García

Por Luis Gerardo Martínez García

No es común que un profesor además dedique parte de su tiempo a escribir y menos aún a publicar por el placer de hacerlo; René Sánchez García es de esos casos de excepción. Ahora, por si fuera poco, financia sus propias publicaciones. Su trayectoria da cuenta de casi cuatro décadas dedicado a las letras. Editor anónimo de muchas revistas especializadas, algunas de ellas universitarias. Lector asiduo y comprador compulsivo de libros. Lo pedagogo y lo antropólogo forjaron su temple de escritor crítico y comprometido con su pensamiento. Hoy cronista no autorizado de Coatepec se ha dado a la tarea de rescatar la gente, las calles, la filosofía y la historia de esa ciudad encantadora.

Escribir es una de sus dos grandes pasiones, la principal es su familia. Profesor de profesión y escritor por afición tiene casi ocho años jubilado de la docencia, pero no de su actividad constante como escritor e impulsor de más de una docena de publicaciones, entre la que destaca Sin Recreo, revista especializada en educación. René Sánchez García tiene varias constancias que dan cuenta de sus triunfos en concursos de ensayo, ganados a base del buen uso del lenguaje.

Recientemente platicamos sobre el acto de escribir. Acompañados de un café de olla, me compartió su punto de vista en una charla por demás aleccionadora. Con esa sencillez que solo un intelectual de su altura puede demostrar, entramos en materia. Lo cito textualmente para rescatar su aporte ideológico y metodológico.

LGMG. -¿Qué significa escribir?
RSG.- Considero que leer no es sólo interpretar un texto, ni escribir significa representar las ideas por medio de signos. Leer y escribir son dos habilidades que se adquieren por medio de procesos cognitivos o de la mente. Escribir es parte del arte de la literatura, donde se requiere de una buena dosis de creatividad, talento, imaginación, sensibilidad, pero sobre todo, de una destreza especial en el uso del lenguaje. Un cuento, una novela, un poema, una pieza de teatro, un artículo, un ensayo o una ponencia son ejercicios de la imaginación, donde el autor plasma con palabras sus ideas, sus sueños, sus deseos y hasta los demonios que lo persiguen. No se trata de una mera sucesión de palabras engarzadas en un discurso. Es algo más complicado que tiene que ver con el funcionamiento de los procesos mentales que intervienen en la conducta humana.

LGMG.- ¿Cuáles son las razones para escribir?
RSG.- Los lectores y escritores se hacen desde la cuna y no desde la escuela. Los procesos de la lectura y la escritura se llevan a cabo en un contexto social y los lectores aprenden a emplearlos según los modos y funciones de esos contextos que tienen propósitos y fines específicos. Luego entonces existen cientos de razones para escribir. El placer que siente un niño cuando alguien le lee un cuento, o bien la experiencia única que vive cuando él mismo lo lee, es exactamente el gozo que experimenta cuando escribe, pues en su texto ve reflejado lo que percibe del mundo. Porque cada vez que leemos o escribimos, descubrimos nuevos rasgos de un mundo particular. Como bien lo expresó Delia Lerner en Leer y escribir en la escuela: "leer y escribir son instrumentos poderosos que permiten repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento”.

LGMG.- ¿Para qué escribir fuera de la escuela?
RSG.- De una u otra manera los textos oficiales y los profesores reproducimos desde el jardín de niños hasta el bachillerato parte de la ideología del Estado, misma que en este momento responde a los intereses capitalistas, neoliberales y de libre comercio. En el mundo y México han venido modificándose las prácticas lectoras, gracias a infinidad de investigaciones generadas en el seno de las universidades y otros espacios, lo que ha traído como consecuencia ver a la escritura desde novedosos espacios, procesos, experiencias, reflexiones, contextos teóricos y dinámicas culturales distintas. La lectura, la escritura y la educación, entendidas como prácticas culturales, configuran hoy una relación compleja que invita a ser pensada en presente y a futuro desde nuestra responsabilidad docente y desde la emoción de enseñar a leer y escribir a otros. Cuando aprendemos a leer y escribir desde otras perspectivas, vamos todos a reconocer la verdad cuando la oímos y vemos en obras de otros y no en la nuestra.

LGMG.- ¿Escribir y publicar van de la mano?
RSG.- Hace muchos años se contaba únicamente con la prensa escrita y la radio. Después vino la televisión y las grabaciones de audio. Últimamente los espacios de la Intenet y los videos. Es cierto, se multiplicaron los espacios para publicar por escrito nuestras reflexiones y puntos de vista acerca de la cultura. Lo cierto es que casi todos los espacios pertenecen a la iniciativa privada y es muy difícil encontrar cabida. Las revistas y periódicos universitarios son escasos y están controlados por quienes tienen el poder en los centros de investigación o de cultura. En igual circunstancias están las publicaciones del sector público como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Veracruzano de Cultura, entre otros. Publicar de manera independiente resulta costoso financieramente. Queda sólo asociarse y compartir gastos de impresión y distribución.

LGMG.-¿Qué escribir en tiempos de crisis de libertad?
RSG.- Si se lee con atención la historia contemporánea de nuestro país encontraremos como una constante que la libertad de expresión ha sido siempre bastante limitada; sin embargo, el deseo de expresar las ideas continúa. Antes los temas parecían ser los mismos, ahora con la postmodernidad y los medios tecnológicos novedosos de comunicación, los temas de interés se han multiplicado. Quienes hace 10 años sólo escribían de política, ahora hablan y publican textos sobre la defensa de nuestro planeta. Quienes gustaban únicamente de la poesía, ahora lo hacen sobre valores y los derechos humanos. Aunque hay una verdad que hay que resaltar y que la podemos comprobar en el libro Sobre Escribir de Francisco Segovia: ya nada escrito es original, todo es sobre escrito, esto es, se escribe sobre lo ya escrito.

LGMG.- ¿Hasta dónde compromete escribir?
RSG.- Escribir es un oficio, pero hay que aprenderlo; pero más aún, crearlo. El escritor nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace; siempre debe soñar y apuntar más alto. No debe seguir los estilos de otros escritores; debe ser siempre original en todo lo que escribe y hace. El escritor que recibe dinero se compromete, al igual quien recurre a una Fundación para que lo subsidien mientras escribe. Debe defender y conservar sus espacios de libertad, siendo el único compromiso sus lectores a quienes se dirigirá con objetividad y veracidad. Quien cita en su trabajo escrito: nombres, fechas, lugares y hasta diálogos reales, va directo al suicidio. Es por ello que los grandes no solo utilizaban nombres falsos y argumentos fantasiosos, sino también metáforas, ironías, sátiras y hasta un fino humor. Bien dijo Onetti: “Nunca escribí para pocos o muchos; siempre escribí para mi, dulce vicio que no castiga el Código Penal”.

En síntesis esto es lo que platicamos. Tarea nada fácil sintetizar una charla extensa y profunda. El maestro René tiene claro que escribir no lo hará rico pero si grande como ser humano, comprometido con su sociedad. René Sánchez García nos adeuda una plática más sobre su labor como editor. Y a él le adeudamos un reconocimiento mayor como escritor.