La educación prohibida
Por Luis Gerardo Martínez García
Nuevamente
la educación vuelve a estar en el ojo del
huracán. Algunos con conocimiento de causa, otros no tanto, pero todos
sentimos tener la razón suficiente para cuestionar la educación. Situación que
no está del todo mal. Lo preocupante es ver que en ese mar de cuestionamientos
se ahoga la posibilidad de hacer algo más allá que ser simples observadores.
Los educadores y los estudiantes son los protagonistas del hecho educativo; ellos
son, a mi juicio, quienes tienen la autoridad moral, escolar y profesional, de
opinar con respecto a la educación [algunos otros son coadyuvantes, como los
investigadores, los padres de familia, las organizaciones civiles; otros son asfixiantes,
como los sindicatos magisteriales]. En muchas ocasiones, con cierta facilidad
se ha afirmado: “La educación ha fracasado”; en verdad me parece una falacia y
como tal, una postura arriesgada y populista. Por el contrario, dejando de lado
ese diálogo de sordos, me parece que es un buen momento para escuchar estos
documentales fílmicos que nos recuerdan, ahora más a menudo, de la
responsabilidad que tenemos con la sociedad y con eso llamado educación.
El 13 de
agosto se estrenó mundialmente un nuevo documental La educación prohibida que
es un filme de eulam producciones con el apoyo de 704 coproductores,
bajo la Investigación y el Guión de Germán Goin y Verónica Guzzo. Una película
digna que inicia recordándonos aquella Alegoría de la caverna (mejor
conocida como el Mito de la caverna). Me parece que es un buen inicio que
invita, sugerentemente, a la reflexión; atrapa al receptor cautivándolo con una
voz en off, haciendo remembranza de
su clase de filosofía (se infiere que de la universidad), en la que el maestro
les relataba esa historia “En una caverna se encontraban un grupo de hombres,
prisioneros de nacimiento, encadenados de forma tal que sólo podían ver al
fondo de la cueva una hoguera y figuras manipuladas por otros hombres que
proyectaban en esa pared todo tipo de sombras. Para los prisioneros, las
sombras eran la única referencia del mundo exterior. Esas sombras eran su
mundo, su realidad. Uno de los prisioneros era liberado y se le permitía ver la
realidad entera fuera de la caverna. Qué tanto tiempo le llevaría acostumbrarse
al ver el exterior, después de llevar toda una vida de encierro. Posiblemente
su reacción sería un profundo temor a la realidad. Podría entender lo que era
un árbol, el mar, el sol. Asumamos que este hombre pueda ver la realidad tal
cual es, y entender el gran engaño que era la caverna, que a su vez esté dentro
de otra caverna”. Y refiere el narrador que el profesor les explicaba el mito
en relación con el conocimiento, la educación y la necesidad del hombre libre
de regresar y compartirle al mundo lo que ha visto. Afirma el actor (profesor):
El filósofo no sólo debe entender la realidad, sino que tiene que llegar a
transformarla.
La
película pone en crisis el sistema educativo. De ahí la justificación de su
nombre. En escena aparecen dos estudiantes en un salón con bancas algo
desordenadas, un profesor quien les pidió un ejercicio de redacción, pensando
en que la directora deseaba sus palabras para un acto del colegio. Como para un
discurso donde hacen un balance de sus años en la escuela. Se les une la
directora y le muestran la tarea, los tres con cara de preocupación y de
convencimiento de sus ideales. Ella empieza a leer parte del discurso: “Muy
poco de lo que pasa en nuestra escuela es verdaderamente importante. Nos
enseñan a estar lejos unos de otros y a competir; padres y maestros no nos
escuchan; por todo esto decimos ¡Basta! ¡La educación está prohibida! Es el
punto de arranque para que educadores, estudiantes e investigadores dialoguen
en torno a la crisis educativa. La intervención la encuadra también una frase
de Albert Einstein “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”,
que en el contexto fílmico se convierte en una llamada de atención.
Particularmente
participa Carlos Calvo, investigador chileno, quien inicia el cuestionamiento “El
estudiante no aprende después de doce años a leer comprensivamente; no aprende
las operaciones matemáticas; en fin, aprende muy poquito. Qué es lo que hace
que el estudiante fracase en la escuela. Mi convencimiento va por las comprobaciones
de que no es el estudiante el que fracasa. Es el sistema el que está mal
planteado. Es que las reformas educativas actuales están mal enfocadas. Es un
problema de concepción básica, de cómo concebimos la escuela”. Y le siguen una
serie de participaciones, en el sentido de que “La escuelas de América Latina
no son más que espacios de tedio y aburrimiento”.
El
documental no dice más allá de lo que comúnmente se sabe sobre el enorme
problema educativo que se vive. Todas las escuelas, señala, aspiran a un ideal
de escuela común. ¿Hasta qué punto este ideal de escuela nos ayuda a
desarrollarnos individual y colectivamente? Las voces de jóvenes, los
argumentos de los educadores y los fundamentos de los investigadores se
entrelazan discursivamente para dar forma al análisis pedagógico, urgente para
redibujar nuevos paradigmas educativos de América Latina.
El
documental termina como una invitación a reencontrarnos con la educación, más
allá de los muros de la escuela que todos conocemos; una invitación a pensar
otras formas de aprendizaje, a platicar y debatir acerca de nuestras prácticas
escolares, y educativas. La educación tiene que avanzar, tiene que crecer,
tiene que cambiar. Encontrarnos con los otros, conocer sus experiencias,
encontrar e intercambiar ideas ideas y llevarlas a nuestra realidad
Promovida
por Red de Educación Viva, A. C. (REEVO), esta película está dedicada “A todos
los niños y jóvenes que quieren crecer con libertad”. Si hay interés por
proyectar la película en su centro escolar, la puede bajar gratuitamente de http://www.educacionprohibida.com/
sinrecreo@hotmail.com